jueves, agosto 04, 2011

Podemos elegir entre la libertad solitaria y la otra, la compartida


Me dijo: "amo y defiendo mi libertad…”
¿Para qué y de quién la defendés?, le pregunté…
Hubo muchas respuestas…
Todas para concluir en su soledad amorosa,
la que de vez en cuando algún ruido le hacía, creo…
Claro, herida por sus historias, desencuentros
y desenfrenos propios de fantasías insondables,
dejó de creer que es posible y hasta
humanamente necesario, vivir en amor…
Le dije que enamorarse no suma cárceles para la vida,
sino que es crecer como seres humanos,
nacidos del y para el amor…
“Que va a ser de ti…”, recordé el verso de una canción…
Todos somos artífices de nuestro destino…
Grandecitos, al fin, el menú es amplio…
Podemos elegir entre la libertad solitaria
y la otra, la compartida…
Como escribió y cantó el increíble filipino o español…
“Prefiero amar…”, y ser amado con igual intensidad…
Los amores duelen y lo se…
Pero mucho más, transitar el viaje terrenal, sin ella…
Y ella, son miles…o la mujer de mi vida…
Absolutamente enamorado me declaro,
y aunque falten poquitas horas para verla, ya la extraño…A ella o las miles... 
Mientras tanto, regalo esta canción que se pregunta...
¿Qué se siente?