martes, julio 16, 2019

Pensamientos


Cuando nací mi padre era un ser que a veces aparecía para aplaudir mis últimos logros. Cuando me iba haciendo mayor, era una figura que me enseñaba la diferencia entre lo mal y el bien. Durante mi adolescencia era la autoridad que me ponía límites a mis deseos. Ahora que soy adulta, es el mejor consejero y amigo que tengo.

He vivido una vida repleta de problemas, pero no son nada comparado con los problemas que tuvo que afrontarse mi padre para lograr que mi vida empezase. (Bartrand Hubbard).

No me cabe concebir ninguna necesidad tan importante durante la infancia de una persona que la necesidad de sentirse protegido por un padre. (Sigmund Freud).

A veces el hombre más pobre deja a sus hijos la herencia más rica. (Ruth E. Renkel)

No hay nada imposible, porque los sueños de ayer son las esperanzas de hoy y pueden convertirse en realidad mañana.

No esperes que lleguen las circunstancias ideales ni la mejor ocasión para actuar, porque tal vez no lleguen nunca.



Tal vez lo único que duele más que decirte adiós es no haber tenido la ocasión de haberme despedido de ti.

Nuestros recuerdos de ayer durarán toda una vida. Guardar los mejores, olvidar los demás.

Los recuerdos construyen un camino que llega hasta el corazón y logra que los amigos siempre los sienta uno muy cerca, aunque en realidad estén muy lejos el uno del otro.

¿Por qué solo se tarda un minuto en decir hola, y toda una vida en decir adiós?

Perdonen siempre sus enemigos. Pero nunca olviden sus nombres